Y a usted, ¿qué le sorprende?

Alguna vez, preparando una charla para un grupo de estudiantes de periodismo de una universidad de Bogotá, se me ocurrió empezar contando la marcada diferencia entre las distintas generaciones sobre lo que representan los medios de comunicación. No era nada distinto a pensar qué había soprendido a la abuela Micaela, a mi papá y a mi.

Micaela había nacido en los comienzos del siglo XX, cuando a duras penas tenían contacto con algún periódico. La vida avanzaba en cámara lenta y la tecnologia como la tenemos hoy era sencillamente impensable. A ella le sorprendió y aterró la radio. Por allá a finales de los 30 se reunían familias enteras alrededor de un apararo grande desde el cual salían voces y sonidos. Era el plan de planes.

A mi papá lo cogió de sorpresa la noticia de que la televisión llegaba a Colombia, en tiempos del general Rojas Pinilla. Pero su generación fue enteramente de radio. Las vueltas a Colombia y el sonoro 4-4 de la Selección Nacional frente a la URSS, en el Mundial de Chile, fueron hechos grandes por lo que transmitió la radio.

Y a mi me sorprendieron dos cosas: el computador y el fax. Había empezado mi carrera periodística en las Olivetti, unas muy modernas para la época, pero lejos de lo que sería el PC. Los reportajes debía pensarlos y estructurarlos muy bien antes de decidirme por un título y empezar a pulsar las teclas. No había chance del CTRL+C o del CTRL+P. Por allá en 1987 tuve mi primer contacto con el computador. Una maravilla. Podía mover párrafos, corregir ahí mismo, hacer mil maromas hasta que el texto quedara a la medida de lo que pedía el editor. Ni qué hablar del correo electrónico. Poder decirle a una compañera que nos encontráramos a la salida sin que nadie se diera cuenta era una fantasía.

Y dos años después, en la sala de redacción incursionó el fax. Poder recibir un documento como si fuera original a mil kilómetros de distancia era sencillamente maravilloso. Empezó la agonía del telex, el viejo compañero al que llegaban miles de informaciones con un sonido inconfundible.

El final de la historia es que mis alumnos nacieron en la época Internet, de los juegos electrónicos, de las redes social, del 3D, del celular, del iPod... Me limité a preguntarles: "Y a ustedes, ¿qué les sorprende?".

Hasta luego.

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