El Titanic, una leyenda de 100 años
El recuerdo de un naufragio histórico. |
En ADN publicamos este viernes un especial muy completo sobre lo que representó este hecho. Lujo, proeza industrial, arrogancia, desastre y heroísmo son los ingredientes de la historia del barco proclamado “insumergible", que se hundió en la madrugada del 15 de abril de 1912 tres horas después de chocar con un iceberg en las aguas heladas del Atlántico Norte, frente a las costas de Terranova (Norteamérica).
Es una fascinante y trágica historia que convirtió en leyenda a uno de los barcos de la naviera White Star Line concebido para ganar la delantera en lujo y tamaño a sus competidores en materia de transporte de pasajeros a través de la lucrativa ruta transatlántica.
Fue el primero de su tamaño en hundirse, porque luego habría más durante el siglo XX. Tenía 11 pisos en los que mantenía a los más de 2.300 pasajeros separados por clases, según fueran aristócratas o ricos (primera), profesionales (segunda) o trabajadores no calificados (tercera).
Todos viajaron durante cuatro días y tras el hundimiento sus historias personales y experiencias en el desastre se convirtieron en casi mitos de cobardía o heroísmo, de amor, de arrogancia o de solidaridad, de acuerdo a como actuaron ese 14 de abril cuando a las 11:40 de la noche los oficiales vieron el iceberg solo cuando estaba a 500 metros y no pudieron evitar la tragedia.
En esta historia hay cuatro hombres que pasaron a la historia por lo que hicieron o dejaron de hacer. Uno de ellos es el capitán del Titanic, Edward John Smith, un veterano marino mercante británico. Comandó el Olympique, hermano gemelo del Titanic, y luego fue el primero y único capitán del trasatlántico. Dirigió la evacuación del buque hasta último momento. Murió como un héroe. Tenía 62 años.
La fama de cobarde le quedó a otro, a Joseph Bruce Ismay, director de la White Star Line, la empresa naviera propietaria del Titanic, y uno de los gestores de su construcción. Sobrevivió al fatídico viaje, pero abandonó la embarcación cuando faltaban por evacuar niños y mujeres. Lo acusaron de ser uno de los más grandes cobardes de la historia.
Y un cuarto personaje es Jack Thayer. Tenía 18 años cuando la tragedia. Iba en tercera clase, sobrevivió y fue quien más detalles dio, incluso gráficos, del hundimiento del buque. "Podíamos ver los grupos formados por casi 1.500 personas que había abordo, unidas en racimos, como si fueran enjambres de abejas: caían en masa, de a dos o de a uno", contó.
Por estos días, ellos, sus historias y lo que pasó hace 100 años vuelven a ser noticia.
Hasta luego
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