Nairo Quintana, homenaje a lo auténtico
Nairo Quintana, gloria del deporte colombiano en el mundo. |
La histórica victoria de Nairo Quintana en el Giro de Italia, el segundo puesto de Rigoberto Urán y el título de la montaña de Julián Arredondo son una perfecta excusa para recordar que llevamos más de 500 años copiando modelos de desarrollo en todos los ámbitos. Y sólo nos va bien cuando acudimos a lo auténtico.
Nairo y su combo y todos los ciclistas colombianos hacen lo que hacen porque no imitan a nadie. Aprenden en su entorno y pulen sus maneras en el contacto con lo foráneo.
Hay casos exitosos en otros sectores como el modelo de madre canguro, creación criolla que le ha salvado la vida y el crecimiento a bebés prematuros.
Pero en otros ámbitos, incluido lo periodístico, creemos que es suficiente con trasplantar lo que se ha hecho en otras partes del mundo para garantizar los buenos resultados. Mentira enorme. Es como si copiáramos el modelo finlandés de educación, el mejor del mundo, para salvar a los escolares de la mediocridad.
Ocurre con temas de mercadeo, publicidad, sitios web, en donde muchas veces la creación se limita a plagiar experiencias de otras latitudes. No hay que ir al extremo del chauvinismo, pero sí como mínimo reflexionar sobre nuestras realidades para que sea el punto de mira. Lo contrario es forzar la realidad a un paradigma, como ha sucedido siempre con el modelo de desarrollo económico: saltos inmensos para parecerse a los países desarrollados.
¿Se imaginan a los europeos tratando de imitar lo que hacen Nairo, Urán, Arredondo? ¿Cierto que no? Ahí está la clave.
Nairo y su combo y todos los ciclistas colombianos hacen lo que hacen porque no imitan a nadie. Aprenden en su entorno y pulen sus maneras en el contacto con lo foráneo.
Hay casos exitosos en otros sectores como el modelo de madre canguro, creación criolla que le ha salvado la vida y el crecimiento a bebés prematuros.
Pero en otros ámbitos, incluido lo periodístico, creemos que es suficiente con trasplantar lo que se ha hecho en otras partes del mundo para garantizar los buenos resultados. Mentira enorme. Es como si copiáramos el modelo finlandés de educación, el mejor del mundo, para salvar a los escolares de la mediocridad.
Ocurre con temas de mercadeo, publicidad, sitios web, en donde muchas veces la creación se limita a plagiar experiencias de otras latitudes. No hay que ir al extremo del chauvinismo, pero sí como mínimo reflexionar sobre nuestras realidades para que sea el punto de mira. Lo contrario es forzar la realidad a un paradigma, como ha sucedido siempre con el modelo de desarrollo económico: saltos inmensos para parecerse a los países desarrollados.
¿Se imaginan a los europeos tratando de imitar lo que hacen Nairo, Urán, Arredondo? ¿Cierto que no? Ahí está la clave.
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