Fernando Millán: Me voy a saltar un poco lo que habíamos planeado previamente, que era meternos con la producción primero y después hablar de la vida un poco. Son 26 años metido en la música.
Andrés Cepeda: Imagínate,
eso es mucho tiempo. Yo miro hacia atrás y me sorprende que haya pasado tanto
tiempo tan rápido y que hayamos alcanzado a hacer tantos discos y tantos
proyectos y tantas cosas en el camino. Y me siento agradecido. Hay un par de
años en la vida mía que me hubiera gustado aprovechar mejor. Unos sabáticos
ahí como chimbos, que no produje nada. Pero mirando hacia atrás, creo que sí se
ha aprovechado del tiempo y se han hecho cosas bonitas. Y es bonito mirar hacia
atrás y ver todo lo que se ha hecho y me siento
orgulloso.
'Lo mejor que hay en mi vida'
Además fue muy temprano en la música. Casi que del colegio a Poligamia. ¿Cómo
fue eso?
Cualquiera
que diga que llevo 26 años en la música pensará que tengo como 60 y pico. Pero
lo que pasa es que empecé un poco temprano. Tuve la oportunidad de enamorarme
de la música muy chiquito. Nací en una casa con mucha música alrededor. De
modo que cuando nací siendo el menor de los 5 hermanos tenía todo este ambiente
musical: mi hermano pianista, mi papá violonchelista, mi mamá cantaba y tocaba
el triple, mis primos tenían su estudiantina. Era una sola música la casa. Entonces,
cuando tuve edad empecé a estudiar piano y me enamoré profundamente de la música,
obviamente en ese ambiente. Cuando llegué al colegio, encontré a mis amigos. Me encontré
con Juan Gabriel Turbay con Gustavo Gordillo, con Freddy Camelo, César, e
hicimos nuestra banda y empezamos a explorar lo que podíamos hacer. Como te
digo, éramos muy jóvenes. Cuando publiqué mi primer álbum, tenía 17 años.
Y
desde Poligamia hasta aquí ha corrido mucha agua debajo del puente.
Mucha.
Y cuando uno empieza un proyecto siendo tan joven, teníamos 16 años cuando
empezamos con Poligamia, pensábamos que iba a ser para toda la vida. Entonces uno
se ilusiona con eso. Cuando pasaron unos 8 años, ya habíamos sacado cuatro
álbumes con Sony Music. Se disuelve el grupo, cogemos para lados distintos cada
uno. Tenemos un tercer álbum que no es exitoso, de modo que el cuarto álbum es
como de despedida. Y se derrumba todo esto. Me aburro bastante porque pienso “hasta
aquí llegué, pues se me acabó mi proyecto, se me acabo mi ilusión, se me acabó
la música”. Pero yo quiero seguir haciendo música, “entonces me voy a dedicar a
escribir canciones y la ingeniería de sonido es mi cuento y entonces vamos a
trabajar en esto”. Y me meto en ese tema de la parte de producción ya convencido
y resignado de que la parte escénica ya no más. Y empecé a escribir canciones.
Tuve un encuentro de desamor fuerte cuando tenía unos 20 años, 21 años. Escribí
una serie de canciones que fueron importantes para mí. Alguien escuchó y me propuso grabarlas en un disco. Yo no lo asumí como una nueva oportunidad,
sino como una oportunidad de trabajo. Presenté mi disco, cobré mi dinero y me
senté en mi casa a seguir con mis cosas. Cuando me di cuenta, ese disco empezó a
funcionar muy bien y empezamos a tener compromisos promocionales y me tocó
armar una banda y hacer conciertos. Y así empezó mi carrera como solista con un
disco que se llama ‘Se morir’. Sin pensarlo mucho, sin programarlo mucho, terminamos
dándonos una segunda oportunidad en la música y aquí estamos.
Andrés,
volvamos a Poligamia, al colegio. Ustedes crecieron juntos, vivieron
experiencias en la época más complicada de la vida de un joven.
Claro,
cuando empezamos a trabajar con el grupo teníamos 16 y 17 años. Y empezamos a
vivir lo que se vive en la primera juventud, ¿no?, juntos y con una banda de rock
que tenía un programa de televisión al aire, en un súper horario, sonando en la
radio, con las canciones pegadas. Entonces, esa primera juventud que tuvimos
fue muy, muy rica y por eso somos tan amigos. Vivimos muchas cosas hermosas de
la vida juntos mientras estábamos en el grupo. Entonces, eso hace que nuestra
amistad y lo que tengamos a nivel personal sea muy poderoso. Eso nos permitió
reunirnos ahorita para hacer una serie de conciertos y encontrarnos y darnos
cuenta de que esa amistad y esa química, por fortuna, seguían intactas y eso
fue un gran placer, poderlo saborear de nuevo.
Uno
tiene la sensación de que en Colombia hasta hace unos 20, 25 años, uno miraba a
México a España diciendo: “Uy, tiene un montón de cantantes, de músicos” y
Colombia tenía un grupo chiquitico. Hoy Colombia tiene una cantidad de artistas
en todos los géneros musicales que nos hace ver como una potencia musical.
Es
genial. Se volteó la arepa. Resulta que el mundo mira mucho hacia Colombia y sobre
todo escucha. Hace 20 años la cosa no era así y partía un poco de nosotros que
no fuera así. Antes de una serie de cambios que hubo, los colombianos no
valoramos mucho nuestras propias expresiones. Había unas pocas figuras, pero no
eran tan valoradas ante otras internacionales. Y pienso que hubo un
cambio super positivo. Todos estos precursores, te estoy hablando de gente como
la gente del Club del Clan, Óscar Golden, Vicky, Claudia de Colombia, empezaron a abrir un camino para lo que iba a ser el futuro de la música
colombiana. Pero para ellos, aunque tuvieron momentos de mucho éxito, no fue
fácil porque el público colombiano no era tan susceptible a querer a sus
propios artistas. Miraban más hacia afuera. Hubo un cambio muy interesante en
la década de los 90, del cual el protagonista sin duda Carlitos Vives y logró
hacer que miráramos hacia adentro los mismos colombianos, que reconociéramos, mediante la exposición que él hizo del folclor vallenato, nuestros propios
valores. Y eso cambió mucho la película. Eso hizo que mucha gente se atreviera
a querer a sus artistas. Nosotros fuimos beneficiados por eso. Tanto en Poligamia
como después en mi carrera como solista y muchos otros compañeros míos lo
podrán decir, dar el mismo testimonio. Carlos cambió la percepción de la gente
y respecto a nuestra música colombiana. Y esa percepción que nosotros mismos
cambiamos se vio compensada y el mundo empezó a ver que nuestra música era
genial y que teníamos muchos sonidos y una diversidad de expresiones. Y estamos
hoy gozando de un prestigio mundial muy importante en cuanto a lo que
tiene que ver con nuestra música y a la diversidad de nuestra música. Mucha
gente haciendo cosas distintas y eso hace que seamos tan interesantes.
'Desesperado'
Hay
un tema mítico de la salsa, que es ‘El cantante’, de Rubén Blades. ¿Cómo está
la vida de Andrés Cepeda enmarcada en la letra de esa canción?
Precisamente
estamos en un lugar que evoca mucho esa música, esa expresión y alguna vez en
esta misma tarima tuve oportunidad de cantar con la banda de Danny Rosales una
versión espontánea que hicimos aquí de 'El Cantante'. Resulta que Rubén Blades es
un tipo sumamente inteligente. Él es capaz de escribir una canción, que no solamente enmarca la carrera
de un señor como Héctor Lavoe, sino que se vuelve referente y pertenencia de
mucha gente que nos dedicamos a esto. Desde el más famoso hasta el más humilde
cantante de una esquina. Es una canción bellísima que habla sobre lo que es el
oficio y a grandes rasgos abarca extremos de éxito o de realidad o de
fracaso de mucha gente que se dedica a esto. Y me parece una canción genial.
El
paso por la televisión, por los reality, ¿qué te dejó?, porque esa es una
incursión novedosa.
Realmente
no me imaginé que podía participar en un programa como estos. Cuando mis amigos
de Caracol me invitaron a participar me gustó mucho el formato. Ya lo había
visto en otros países. Me pareció que era un formato súper sólido y que tenía
unas características de respeto y de nivel para con los participantes y de
nivel para con el público y me pareció genial participar. Además, me pareció que
fue muy interesante que los productores escogieran para esa primera temporada a
ese grupo de jurados. Estaba Fanny Lu, estaba Carlitos, estaba Ricardo Montaner
y estaba yo. Y resultó que su elección fue interesante porque hubo una química
chévere. Y la cosa fluyó muy bien. A mí me gustó mucho, lo disfruto mucho cada
vez que voy y trabajo con estos muchachos. De verdad que es un placer gigante.
Y me dio la posibilidad de que mucha gente llegara a mi música a través
de esa exposición. En un principio me dio un poquito de miedo, porque estar en
un Triple A todos los días con esta promoción tan fuerte. Te da un poco de
vértigo, verdad, pero creo que valió la pena e hizo que mucha gente se acercara
a mi música a raíz de que estuviera tan visible. Y me acercó sobre todo a
los chicos, a los más chiquitos. En las últimas dos temporadas de los
niños mi audiencia se creció una cantidad en el sector de los chiquitines y me
parece divino porque eso me garantiza de alguna manera un poco más de vida artística.
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