La salsa está viva
La arremetida de otros ritmos musicales parece estar dejando en el olvido a la salsa, esta mezcla de sonidos caribeños, que tuvieron sus orígenes en África. Pero por fortuna es solo una percepción. Quienes son salseros de verdad le rinden culto y no pierden la iniciativa para reunirse con otros seguidores para mantener viva la memoria.
Pero no es fácil. Los buenos grupos poco se escuchan en la radio, por donde más bien desfilan grupos facilistas, de una letra insulsa y un sonido repetitivo. Son pocas las emisoras, al menos en Bogotá, que de verdad le dan espacio al son cubano y a la salsa (¿son excluyentes o incluyentes estos dos términos?).
Tal vez fue lo mismo que le ocurrió a la Nueva Trova Cubana y a la canción protesta, que sonaban poquísimo en las emisoras, pero mucho en las casas de sus seguidores.
Por eso hay que destacar la función que cumplen sitios de rumba e iniciativas de grupos de salseros para mantener viva la herencia de quienes le dieron evolución a los ritmos africanos y los mezclaron con otros de origen europeo.
Uno de esos sitios en Son Salomé, en la Séptima con 40, frente a la Javeriana de Bogotá. Pequeño, pero con una calidad a toda prueba. La gente va a bailar como en los viejos tiempos. Y no son solo mayores de 50 años. Se ven hombres y mujeres más jóvenes entusiasmados por dejar en la pista de baile lo mejor. Si le damos un nombre, Son Salomé no es un bar ni una discoteca. Es un BAILADERO.Y como estos hay muchos en Colombia. Tienen buenos sonidos y mejor colección musical.
Y quiero destacar una tarea que empezó un grupo de periodistas, diagramadores y productores de televisión de Casa Editorial El Tiempo. Todos con una característica: afiebrados por la salsa. El fin de semana se reunieron en la casa de un gran coleccionista a compartir historias y a reencontrarse con esos temas e intérpretes que han dejado huella. Ojalá no pierdan el impulso y el grupo crezca.
La salsa también es tema de este blog.
Hasta luego.
Pero no es fácil. Los buenos grupos poco se escuchan en la radio, por donde más bien desfilan grupos facilistas, de una letra insulsa y un sonido repetitivo. Son pocas las emisoras, al menos en Bogotá, que de verdad le dan espacio al son cubano y a la salsa (¿son excluyentes o incluyentes estos dos términos?).
Tal vez fue lo mismo que le ocurrió a la Nueva Trova Cubana y a la canción protesta, que sonaban poquísimo en las emisoras, pero mucho en las casas de sus seguidores.
Por eso hay que destacar la función que cumplen sitios de rumba e iniciativas de grupos de salseros para mantener viva la herencia de quienes le dieron evolución a los ritmos africanos y los mezclaron con otros de origen europeo.
Uno de esos sitios en Son Salomé, en la Séptima con 40, frente a la Javeriana de Bogotá. Pequeño, pero con una calidad a toda prueba. La gente va a bailar como en los viejos tiempos. Y no son solo mayores de 50 años. Se ven hombres y mujeres más jóvenes entusiasmados por dejar en la pista de baile lo mejor. Si le damos un nombre, Son Salomé no es un bar ni una discoteca. Es un BAILADERO.Y como estos hay muchos en Colombia. Tienen buenos sonidos y mejor colección musical.
Y quiero destacar una tarea que empezó un grupo de periodistas, diagramadores y productores de televisión de Casa Editorial El Tiempo. Todos con una característica: afiebrados por la salsa. El fin de semana se reunieron en la casa de un gran coleccionista a compartir historias y a reencontrarse con esos temas e intérpretes que han dejado huella. Ojalá no pierdan el impulso y el grupo crezca.
La salsa también es tema de este blog.
Hasta luego.
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