Las lecciones de las elecciones

La velocidad en el conteo de votos hizo que la derrota por nocaut de algunos candidatos se diera en un abrir y cerrar de ojos. Fajardo, en Antioquia; Elsa Noguera, en Barranquilla; Cruz, en Cundinamarca; Granados, en Boyacá, y Gustavo Petro, en Bogotá, recibieron un importante apoyo popular, que los compromete más con las ciudades y departamentos que administrarán a partir del primero de enero.

Antes de las 7 de la noche, ya el país conocía más del 75 por ciento de los resultados y, rápidamente, los adversarios bajaron los brazos y tiraron la toalla.

Pero, ¿qué lecciones deja la jornada electoral? Varias. Una de ellas es que las encuestas pesaron mucho.  Más de la cuenta. La tendencia se mantuvo y las sorpresas en los casos antes enumerados eran solo un sueño.

Otra lección es que al Polo Democrático le faltó trabajo en Bogotá. Trabajo eficiente. Si observamos lo ocurrido en la elección de ediles en Bogotá, la situación es sintomática. En 20 localidades solo ganó en dos (Candelaria y Sumapaz). En las restantes 18 la paliza en votos corrió por cuenta principalmente de La U. A este detalle estadístico hay que agregarle la indudable confusión que generó en los electores el triángulo Petro-Polo-Suárez. Tal vez muchos votaron por Petro bajo el convencimiento de que representaba al Polo. Y otro tanto prefirió a Petro para cerrarle el paso a Peñalosa.

Y a propósito de Peñalosa, está otra lección: no basta con el apoyo de ciertos sectores de opinión. La base, el pueblo, el sur de Bogotá pesan mucho. Paradójicamente, en el sur de Bogotá los ediles mayoritarios fueron de La U, pero esa votación no se reflejó en la votación del candidato a la Alcaldía. Al ex alcalde le faltó audacia política y le sobró prepotencia. Creyó que su pasado de TransMilenios, parques y bicicletas eran suficientes para hacerle contrapeso a la realidad de problemas socioeconómicos.

Para rematar, histórico e interesante lo ocurrido con el voto en blanco en Bello.

Hasta luego.

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