La pasión por el periodismo, 'El hombre detrás de la noticia'

Enrique Santos Castillo.
Enrique Santos Castillo (1917-2001) fue el alma y nervio de la redacción del diario EL TIEMPO por décadas. Tenía el contacto directo con los periodistas y sin duda tuvo mucha influencia en la vida política del país.

En abril se cumplieron 100 años de su nacimiento y en octubre se estrenó el documental 'El hombre detrás de la noticia', un perfil de su vida en el mundo del periodismo, con imágenes inéditas y muchos testimonios de quienes lo conocieron.

Luis Fernando Santos Calderón, su hijo mayor, estuvo al frente de la producción de 52 minutos, dirigida por la alemana Nina Bendzko.

¿Cómo empieza este proyecto?

No sabía que habían aprobado en el Senado un reconocimiento a Enrique Santos Castillo por su labor periodística y que implicaba que RTVC haría un documental sobre mi padre. Había conocido a una alemana que estaba haciendo documentales aquí con un criterio diferente al tradicional. Hablé con los de RTVC y le dije a mi familia que quería meterme en el proceso.

¿Cuál fue la obsesión de su papá?

El periodismo y que EL TIEMPO tuviera las mejores noticias, bien hechas. Fue muy lindo ver su dedicación absoluta al periodismo.

¿Cómo era por fuera del periódico?

Golf, reuniones de vez en cuando con sus amigos en el Gun Club, en el Country Club, viajaba de vez en cuando. También iba a toros. Eso era. Con mi mamá siempre.


Luis Fernando Santos Calderón.

¿Qué encontró de nuevo? ¿Dio con algo que desconociera de él?

Bastantes cosas. Encontré que cuando tenía 10 años le sacaron un articulito en EL TIEMPO (el director era Eduardo Santos) donde se quejaba porque mandaba carticas en una sección que había de estudiantes y no se las publicaban.

¿Qué se puede decir de la posición que tenían él y su hermano Hernando Santos Castillo frente a la competencia?

Decían que no podemos dejar que la competencia nos chivee, pero siempre el respeto por la competencia. Cuando los Cano deciden que van a vender El Espectador por la crisis mi papá decía que lo peor que le puede pasar a EL TIEMPO es no tener competencia. A tal grado que hubo una decisión de que si había que comprarlo en alianza con un inversionista grande, que era el Sindicato Antioqueño, los Cano conservaban el manejo de lo periodístico. Pero acabaron vendiéndoselo al Grupo Santo Domingo.

¿Cómo fue su último día en el periódico?

Empezó a tener problemas de memoria. De hecho, en un viaje que estaba con él y con mi mamá en París, en un momento salió del hotel y no regresaba. No recordaba cómo llegar. Cuando volvimos dijo muy responsablemente que "con este problema no puedo seguir trabajando". Le costó mucho retirarse.

Pero no se fue del todo.

Así fue. Recuerdo cosas tan lindas como que iba todos los días al periódico a hacer la columna de 'Hace 25 años' y de 'Hace 50 años', que nunca la había hecho.






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