La ofensiva del terror mediático y del pánico económico de Vicky Dávila


Sin duda, Vicky Dávila se sobreactúa, acude al miedo y a la mentira para hacer política. La peor forma del quehacer político. Ahora está montada en el cuento de que la quieren atajar, en una pretenciosa forma de posar de víctima, cuando en realidad es victimaria de la verdad y del periodismo. 

Sigue con el cuento de que Colombia se volverá Venezuela y ahora le suma a la Argentina de antes de Milei. Oculta la crisis en este último país, en manos de una mezcla de Bolsonaro y Trump, que ahora es el ídolo de la derecha a la que pretende representar esta periodista que barre el piso con la ética.

Sus ganas de ser candidata la están llevando a una irresponsabilidad sin límites, de la que hace gala desde hace rato. Y por supuesto ahonda la crisis del periodismo colombiano de la que también son responsables algunos directores de espacios radiales y periodistas de programas de humor.

Vicky Dávila tiene a su lado, al menos en redes, una jauría de seguidores que defienden la guerra. Son los mismos que en gobiernos recientes amenazaron con plomo a la oposición de entonces, los que prefieren el linchamiento a la justicia y que niegan que 6.402 jóvenes fueron asesinados haciéndolos pasar por guerrilleros muertos en combate sin serlo.

La ofensiva del terror mediático y del pánico económico de Dávila seguirá en aumento a medida que el gobierno continúe mostrando resultados, como la alianza de crédito con los banqueros, noticia que representa un golpe de gracia a las mentiras de este sector de derecha.

Por lo demás, está claro que sectores de la oposición están naufragando ante el poco nivel argumentativo y político de personajes como Vicky Dávila, Miguel Uribe Turbay, Francisco Santos y Diego Santos, que solo tienen como capital el grito, la ofensa y la mentira. Nada distinto de lo que ocurre en otras latitudes, donde se inventan lo que sea para sumar votos de unos sectores enceguecidos y manipulables. 

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