El desarme y el revolcón a las corridas de toros
Protestas en inmediaciones a La Santamaría, en Bogotá. |
En el caso del desarme es de esos pasos que van despejando el camino para lo que puede ser una paz desde la sociedad civil. No tener que acudir a las armas (así sean legales... igual matan) para dirimir conflictos o agresiones significa un avance demasiado importante en la madurez de una sociedad.
Por supuesto, no faltan (y no son pocas) las voces en contra de la medida. Y el argumento que presentan parece elemental: ¿por qué les prohíben usar armas legales a quienes las portan para defenderse de quienes utilizan las ilegales? Es todo un juego de palabras que denota el poder que implica andar armado.
Lo cierto es que Petro ya dio el primer paso y la medida se aplicará por tres meses a partir del primero de febrero y se evaluarán sus resultados.
La otra decisión es quitarle el respaldo a las corridas de toros. El fin de semana, por primera vez en la historia de la Plaza de Toros La Santamaría no había un alma en el palco de la Alcaldía Mayor. Petro fue tajante: cero presencia estatal en este tipo de eventos y nada de recursos públicos para apoyarlos.
Lo que viene es el camino, largo o corto dependiendo de lo intenso del debate, para implantar otra forma de divertirse en este tipo de coliseos. Seguramente, como en otras partes del mundo, se evitará la muerte del animal y se centrará en la habilidad del toreo para no dejarse cornear.
Con los toros podrá pasar lo mismo que con los fumadores: la fuerza de las mayorías derrotará a quienes se divierten con el dolor de otros, como en los tiempos de los gladiadores romanos.
Lo curioso es que el debate no tiene tinte político ni ideológico. Derechistas e izquierdistas recalcitrantes, sacerdotes y defensores de derechos humanos, personas de todas las edades y recursos económicas disfrutan de ese espectáculo. Y en la otra orilla, derechistas e izquierdistas recalcitrantes, sacerdotes y defensores de derechos humanos, personas de todas las edades y recursos económicas protestan por la violencia de la fiesta brava.
Está como para alquilar balcón.
Hasta luego.
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