'El desarrollo, al servicio de la gente', dice Clara López
Clara López, candidata a la Presidencia por el Polo. |
Es la candidata de la izquierda, representada por la alianza en tre el Polo Democrático y la Unión Patriótica. ADN habló con ella de lo que ha proyectado para el país que sueña.
¿Qué le hace pensar que ahora sí la izquierda va a llegar a la Casa de Nariño?
Hay 30 millones de colombianos y colombianas que pensamos que Colombia va por mal camino. Y ese mal camino lo lleva de tiempo atrás en la medida en que no se han solucionado los acuciantes problemas sociales que se suponía iba a resolver el modelo económico del Consenso de Washington. Ese modelo de política económica dejaba las decisiones fundamentales en manos del mercado y retiraba al Estado de la conciliación de las relaciones sociales y de la corrección de las fallas del mercado.
¿Cuál es su propuesta?
Hemos venido planteando en la izquierda democrática un proyecto que no es solo de la izquierda. Es una alternativa moderada y moderna para llegar a un nuevo equilibrio entre mercado y Estado. Que nos permita poner como propósito fundamental la obtención de la meta del pleno empleo, que no ha figurado como objetivo nacional en ningún gobierno de los últimos 20 años. Se han dedicado exclusivamente a reducir inflación.
¿Qué ha corregido la izquierda?
Somos como una nueva generación, no lo digo por mi edad, sino por todo el equipo, que hemos estructurado un proyecto político con aspiración del llegar al Gobierno. Está fundamentado en las profundas ideas de tipo social que siempre nos han caracterizado, pero son representativas también en lo económico, en lo político y en lo social. Que los gobiernos tienen que gobernar no para unos pocos sino para absolutamente todos y cada uno de los integrantes de la sociedad. Y eso nos pone en una propuesta política de generar consensos, porque los cambios sociales que el país necesita tienen que darse de una manera dialogada, , porque nuestro objetivo es hacer el cambio, no solo hablar de él.
En ese ámbito, ¿cuál es el diagnóstico?
Crecen mucho más rápido los rendimientos del capital que los salarios y que la propia economía en su conjunto. Se ha precarizado el empleo y la privatización de los servicios públicos muestra enormes deficiencias. En la Costa Caribe muy pocos municipios tienen agua y los que la tienen no la tienen potable. El servicio de energía es el más caro del vecindario. Aquí los empresarios compiten con kilovatio de 20 centavos, mientras en Lima, a donde nosotros exportamos, lo venden a 7 centavos.
¿En dónde está el problema en las cifras de empleo?
La metodología del Dane incluye dentro de los empleados a quien se haya ocupado durante una hora en algún oficio la semana anterior a la encuesta. Y el rebusque, si usted le pregunta al grueso de la gente de la informalidad, no es que sean microempresarios o que estén allí por su voluntad, sino que el rebusque, la venta ambulante, la informalidad. A lo que tiene que acudir la gente porque no se resigna a morirse de hambre, porque no hay empleo. Entonces es empleo disfrazado. Es la principal falla del mercado.
¿Cuáles son los cambios que proponen en el modo de desarrollo?
La palabra misma lo está indicando. El modo de desarrollo es: si el centro es la economía, o el centro es la gente. El modo de desarrollo es un cambio de paradigma. Pone la política económica y social en función de la elevación de la calidad de vida de la gente. Desde luego, atada al realismo económico, a la base material de la sociedad.
¿Eso qué implica?
Que las prioridades tienen que cambiar. Nuestro planteamiento fundamental de llegar al pleno empleo, a desempleo cero, implica un cambio copernicano en la priorización de la política pública. Porque se ha centrado en mantener la inflación a niveles muy, muy bajos, y hay economistas muy importantes, incluso muchos de ellos ya están esperando aparecer en el Fondo Monetario Internacional, que dicen que estas políticas de austeridad y desinflación atraen enormes costos sociales a las personas, a las familias. Y el beneficio real para la economía no está tan probado.
¿Qué va a pasar con los TLC?
No tenemos nada en contra del libre comercio como tal. Es el comercio desigual que se ha eternizado, que se ha congelado en los tratados de libre comercio. Estamos generando una sociedad en la cual, todo lo que podemos producir, lo importamos. Así se desindustrializa el país, se quiebra el campo, se genera un enorme desempleo. Lo que pasa es que ganan los económicamente más fuertes y pierden todos los demás.
¿Cómo se sobrevive?
Un aparato productivo nacional fuerte es lo que tienen los países que han logrado sobrevivir en la competencia internacional. Alemania no sería hoy el líder de la comunidad económica europea, si no tuviera una industria y una agricultura fuertísimas. Entonces el modo de desarrollo tiene que virar hacia el fortalecimiento de la capacidad productiva nacional, los empresarios nacionales, los trabajadores nacionales, los consumidores nacionales, en función de un mercado interno boyante, que implica también elevación de la capacidad de compra.
Usted plantea darle prioridad a la industria.
Estamos planteando la reindustrialización del país, porque el empleo industrial está a la baja, como el empleo en la agricultura. Lo único que está creciendo es el empleo informal, el del comercio, el de bajo valor agregado. Entonces es un empleo de baja calidad, de bajos salarios. Y a uno lo que le gustaría para el país es un empleo que sea de calidad, para que les sirva a las empresas como demanda y para que les sirva a las familias como calidad de vida.
¿Y qué hará con el presupuesto público?
Este debe volcarse a garantizar unos básicos, a título de derecho de los ciudadanos, de manera progresiva. Hemos hablado que tenemos que fundamentar el posconflicto en la educación. La educación es el gran nivelador. Ese y los impuestos progresivos son los grandes niveladores en la sociedad.
El viejo adagio: ‘No le dé el pescado a la gente, enséñele a pescar’. Entonces tiene que tener educación en los planteles públicos, de calidad y gratuita. Desde la primera infancia, incluyendo y hasta la universidad. Eso no es demagogia. Eso es tratar la educación como lo que es. Un derecho fundamental en una sociedad democrática para que todo individuo tenga campo nivelado para aplicar su propio esfuerzo, sus capacidades, sus talentos, a desarrollar su proyecto de vida y en ese proceso mejora su familia, mejora su comunidad y mejora su país.
Usted tiene una propuesta de educación y posconflicto para los miembros de las FF.MM.
Son tres pilares. Uno, la educación institucional normal. El segundo es que hay mucho joven, mucho adulto, que ha dejado su educación a mitad de camino por afugias económicas. Queremos unos programas paralelos para que todas las personas que hayan dejado su bachillerato y quiera terminarlo lo haga. Lo mismo con la educación técnica, tecnológica y la universidad. El tercer gran programa es el que tiene que ver con el posconflicto. Es para todos los jóvenes que han prestado su servicio militar y los que han sido soldados profesionales. Ya que el Estado los capacitó para la guerra, en el posconflicto tenemos que capacitarlos para construir paz y desarrollo. Entonces deben tener acceso prioritario a las aulas.
¿Qué haría para combatir la corrupción?
Cuando decimos que queremos una Colombia por el buen camino y hablábamos del modo de desarrollo, hablábamos de colocar la prioridad del gasto público en lo social, el tercer elemento es la restauración moral. Se requiere no solamente ser honesto uno sino hacer que todos los que estén alrededor de uno lo sean.
¿Qué propone para los 200 municipios que han padecido la guerra?
Hay que atenderlos de manera inmediata. No tenemos que esperar al posconflicto para empezar a tomar acciones fundamentales de rescate del agro, de llevar ayuda humanitaria. Pero hay que llegar con la institucionalidad y todo el Estado. Hemos hablado de eso como de la ocupación democrática del territorio. Aquí hace 20 años se dejaron a la buena de Dios amplios sectores.
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