'Soy un político distinto': Enrique Peñalosa
El candidato por Alianza Verde, Enrique Peñalosa, habló con ADN. A su estilo urbano habló de los problemas del país.
Peñalosa dejó huella, para algunos discutible, en su paso por la Alcaldía de Bogotá porque le dio un concepto distinto a la ciudad y a la forma de gobierno.
Mide casi 2 metros, calza 47, monta en bicicleta y nunca deja de lado en su discurso que sabe mucho de lo urbano.
Yo lo que puedo decir es que más allá de un alcalde o un
presidente, yo lo que soy es un líder político libre de compromisos con la
política tradicional que siempre ha hecho una política distinta, no de ahora,
si no de hace 30 años, que me permite llegar al gobierno libre de compromisos
con intereses económicos y de la política tradicional y conseguir resultados. Yo lo que tengo es la capacidad de producir resultados. Representamos un compromiso con un a Colombia más
igualitaria. Una actitud que tiene claro que el presidente no es más importante
que un trabajador que limpia los pisos, el presidente no es más que un
trabajador del país por cuatro años.
Clara López está a la
izquierda y Óscar Iván Zuluaga está a la derecha. ¿Usted en dónde está?
Creo que lo más importante hoy, más que izquierda o derecha,
es que hay que luchar contra este cáncer de la politiquería que hace que el
gobierno en Colombia no produzca resultados, porque le ha restado ineficiencia. Y el tema de la izquierda y la derecha tiene un significado
diferente para cada persona que lo dice. Si vamos al sentido original de lo que
es izquierda, claramente lo que me mueve a mí en la vida política es construir
una sociedad más igualitaria. Pero tengo unas diferencias profundas con la
izquierda tradicional porque ellos creen en unos esquemas estatizantes y yo no
tengo posiciones ideológicas con respecto a que si algo debe ser privado o
público. Se puede beneficiar a los ciudadanos más pobres pero produciendo
bienes y servicios de la manera más eficiente. A veces se puede hacer cosas con
contratación privada a menor costo y a veces es mejor hacer más intervención
del gobierno.
Usted ha dicho que es más técnico, que conoce el tema urbano, pero ¿sí conoce el país?
Yo creo que soy un político, pero distinto. Yo no comencé mi
carrera nombrado ministro, yo empecé recorriendo los barrios, haciendo
reuniones de a cinco de a diez personas, montándome en miles de buses. Yo
respeto el trabajo que hacen los políticos aunque yo hago un trabajo distinto.Y desde pequeño me preocupa el tema agrario, desde que yo
tenía 10 años a mí me daban duro en el colegio porque mi padre, que trababa en
el Incora, les estaba ‘incorando’ las fincas a los papás de mis compañeros y yo
me iba con mi padre a hacer recorridos con los campesinos. Y desde siempre me
obsesionó el desarrollo económico y la igualdad en mi país. Y claro que mi especialidad es urbana pero el tema agrícola
me apasiona. He recorrido el mundo conociendo el tema rural y he trabajado a
nivel nacional en temas agrícolas. Yo
traje al país un programa de Corea de seda en el Cauca y todavía se produce con
ese programa. Y yo escribí durante mucho tiempo en El Espectador en la sección
económica y hasta me gané un premio Simón Bolívar por mi trabajo en ese tema.
He recorrido el país. Lo conozco. Y claro que mi especialidad es lo urbano, pero eso es una fortaleza porque en Colombia ocho de cada diez habitantes viven en las ciudades. Lo que pasa es que yo soy un político distinto. Cuando yo no
estoy en política, yo tengo mi trabajo, yo no tengo una fundación a la cual
unos ricos dan sus donaciones para que yo viva. El 15 de diciembre , mientras
que Clara López y Óscar Iván ya llevaban un año de campaña yo todavía
estaba en el Tatarstán, en Rusia, asesorando
al gobernante de Kazán.
¿Y cómo ha encontrado el país?
Aunque el país tiene unas grandes dificultades creo que es
un momento maravilloso porque es un país que tiene la capacidad de integrarse a
nuestro tiempo y a nuestro mundo. Hoy los jóvenes están cada vez más preparados
y tenemos unos atractivos que están totalmente desaprovechados. Lo que veo
que es un país que está listo para construir una sociedad más igualitaria, para
acabar con una sociedad clasista, tenemos la posibilidad de crear una sociedad
más fresca, más moderna en el verdadero sentido de la palabra.
Y me he encontrado unas cosas increíbles. En Malambo me
encontré un pueblo que está al lado del río pero no tiene agua pero también me
encontré una escuela en donde unos niños estaban tomando clase de acordeón y
otros 15 debajo de un palo de mango tomando clases de pintura.
En Cartagena tenemos uno de los puertos más eficientes y
nosotros todavía pensamos que la costa caribe es solo música y carnaval. Y hay
una gran oportunidad, pero con gerencia.
En el actual gobierno, se iban a hacer 42 carreteras y sólo
se han contratado dos. En la carretera Bogotá-Tunja lleva 10 años y no ha sido
posible hacer la doble calzada. Y no hablemos de la carretera Medellín-Quibdó.
Entonces, si le metemos un poquito de gerencia, yo creo que sí se
puede dar un salto a una Colombia más fresca, más moderna, más desjerarquizada,
más técnica.
¿Y qué opina de la crisis del campo?
Una de las grandes culpas del candidato presidente cuando ha
habido todos estos problemas con el agro es su incapacidad para defender lo que
el Estado colombiano ha hecho por las zonas rurales. Cada carretera que llega a
un pueblo es subsidio del Estado, no porque sea negocio hacer esa carretera. Uno vuela por el territorio colombiano y ve todo electrificado y no es porque
sea negocio llevar la electricidad a todos estos pueblos. Cada vez que usted
coge el celular y le funciona no es porque sea negocio que haya cubrimiento
celular en Tibirita.
De los 1.113 municipios que hay en Colombia, solo 53 recaudan
más de la mitad de los recursos. El 98 por ciento de los municipios viven de las
transferencias, eso es una democracia, y eso solo por hablar de lo rural. En
las ciudades el estrato 6 subsidia a los del estrato uno y dos. En el sistema
de salud hay una cobertura de 98 por ciento. En eso es en lo que hay seguir avanzando.
Si es Presidente heredará un país en medio de un proceso de paz y
también hereda un nivel de corrupción altísimo. ¿Hacia dónde se va a mover
usted en esos dos temas?
Lo que nos hace falta es tener una visión del tipo de sociedad
que queremos. Ser más ricos, no necesariamente nos lleva a vivir mejor. Al
revés si funciona: vivir mejor si nos lleva a ser más ricos, pero de una manera
más sostenible. Debemos aprender a respetar al que enseña, más que al que
tiene, aprender a despreciar los valores materialistas ramplones de los
corruptos, aprender que el héroe de barrio sea el que pinta, el que hace
deporte y no el que llega al barrio en una moto cara con una cadena de oro.
Tenemos que aprender es a vivir.
El principal obstáculo para que haya crecimiento económico
es la violencia. Colombia, mal que bien ha avanzado en infraestructura, en
tener inversión en telecomunicaciones y en el manejo macroeconómico, entre
otras cosas. Pero para que haya más inversión económica la gente tiene que
tener seguridad. Que la gente pueda salir a la calle sin el temor de que le
vayan a sacar un puñal para robarle el teléfono.
En 70 por ciento de Colombia una inversión de 30 mil
millones de pesos, que es lo que vale cualquier edificio en Bogotá, fácilmente
no genera el riesgo sino la certeza de una extorsión o de un secuestro y así es
imposible que haya desarrollo económico. Por eso la seguridad es fundamental.
¿Y de la negociación en La Habana?
Creo en las negociaciones de La Habana. Hay que mantener al
equipo negociador para no darle ningún pretexto a las FARC de dilatar un
acuerdo. Me parece irresponsable que se haya estado utilizando la paz
políticamente porque debe mantenerse independiente de quien sea el gobernante. Por eso lo defiendo asumiendo los costos políticos porque más del
70 por ciento de los colombianos está en desacuerdo con la manera cómo va el
proceso y es pesimista de los resultados. Lo más cómodos sería encontrarle toda
clase de peros, pero no creo que esto sea lo más responsable. Pero tampoco creo que haya que debilitar de ninguna manera a las
Fuerzas Armadas. Por el contrario, ellos tienen que seguir haciendo todo como
si no existieran negociaciones en La Habana porque tenemos un riesgo enorme de
desmotivar a las Fuerzas Armadas, que son unos muchachos de 25 años, que tienen
esposas y que tienen niños, y que están arriesgando su vida todos los días.
Pero, con o sin acuerdo en La Habana, lo que tenemos que
hacer es carreteras. Con o sin acuerdo en La Habana, lo que tenemos que hacer
es arreglar el tema de la salud, que la gente no tenga que levantarse a las
tres de la mañana para que lo atiendan en urgencias. Con o sin acuerdo en La
Habana la gente tiene que poder salir a la calle sin el temor de que le roben
el celular.
¿Qué hará con el problema de la corrupción?
Aspiramos a hacer una
revolución frente al tema de la corrupción. En alguna ocasión el candidato
presidente dijo que él era el único que tenía gobernabilidad, pero si
gobernabilidad significa deber apoyos y pagarlos con ‘mermelada’, nosotros no
queremos ser eso. Cuando hay corrupción lo que significa es que la gente que
ha sido nombrada no es la mejor, que se
ha nombrado más gente de la que se necesita, que no se han tomado decisiones
técnicas, que se han firmado contratos que seguramente no son al mejor costo ni
con los mejores. El Estado colombiano ha estado capturado por una
politiquería que hace imposible que se tomen decisiones con eficiencia y que se
produzcan resultados. Aquí entran 300 mil toneladas de arroz de contrabando,
esas no las entra alguien entre el bolsillo, son miles de tractomulas, y
claramente hay complicidad en algunas entidades del gobierno, y hay corrupción
porque los que están ahí nombrados no son los mejores, sino porque son
recomendados políticos.
Pero para combatir la corrupción se necesita una purga en el
Estado. ¿Cómo va a hacer usted con eso?
Yo creo que aun los que han sido corruptos pueden cambiar. Si uno tiene una dirección distinta, unos criterios distintos, unos valores
distintos, no creo que sea necesaria una ley que le permita a uno rehacer
todas las entidades de cero, ni que haya que cerrar todas las cortes. Creo que la inmensa mayoría de funcionarios son gente correcta y buena;
más aún, ellos mismos son los que muchas veces están molestos porque su entidad
esté tomada por los corruptos. Incluso yo sí creo que es posible darles a los políticos lo
que necesitan, que se hagan obras para sus regiones, pero sin que metan la mano
en la contratación ni en los nombramientos.
¿Cuál es el mejor modelo educativo para Colombia?
La educación implica gerencia y plata. Implica esfuerzos
desde la niñez y todo va junto. Si uno logra que todos los niños que nazcan
sean todos deseados y que tengan papá y mamá, y que sean saludables, ahí ya
comenzamos bien. El año pasado tuvimos más de ocho mil mujeres menores de 14
años que tuvieron un hijo, ahí no comienza uno bien.Nosotros en Bogotá fuimos los que comenzamos a hacer los
jardines infantiles de lujo y tenemos que concentrarnos en los barrios más
pobres para los niños menores de cinco años. Las instalaciones de los colegios son muy importantes, son
casi un símbolo. Nosotros en Bogotá invertimos más en colegios que en
TransMilenio y la gente nos reconoce más por el TransMilenio. Hicimos los
colegios, las bibliotecas públicas e hicimos, incluso el programa 'Francisco,
el Matemático' para enaltecer al maestro, siempre hemos crecido en eso.
En los pueblos de la costa uno encuentra a esos niños
cocinándose y al profesor casi que dando las clases desde la puerta. Yo estuve
trabajando en Manila y allá hay cinco o seis ventiladores en cada salón y aquí
va uno y encuentra hasta los baños tapados. Lo mínimo son unas instalaciones
dignas. Hay tecnologías para producir una arquitectura apropiada, no vainas
chambonas como las que vemos.
Nosotros adoptamos el estudio que hizo Isabel Segovia
(candidata a la vicepresidencia) basado en Finlandia que dice que lo más
importante son los maestros. Tan sencillo como esto: si uno les paga mejor va a
atraer a mejor gente, va a tener más posibilidad de formarlos, de motivarlos, y
la ventaja de la educación con relación a la salud, es que el gasto en la
educación tiene un límite, uno puede calcular cuánto me cuesta pagarle a un
mejor profesor.
Hacia el futuro tenemos que tener una educación más bilingüe
y todos estamos de acuerdo en tener la jornada completa, como logramos en que
haya actividades en la contrajornada porque el problema más grande que tenemos
es que los niños están abandonando los colegios en los últimos años porque el
estudio no les sirve para nada, ni para entrar a la educación técnica, ni para
tener mejores ingresos, igual van a tener el mismo trabajo terminando que sin
terminar. Es fundamental que articulemos mejor los dos últimos años con la
educación técnica y que los niños logren tener una mejor articulación con la
educación superior.
Las universidades de ciudades distintas a Bogotá están muy
desfinanciadas.
Colombia es un país marcado por el narcotráfico en los
últimos 40 años y está el paramilitarismo. ¿Cuál es su mirada frente a estos
dos temas?
Hay varias formas de acabar con el narcotráfico: una que se legalice la cocaína, que no se va a lograr; que se vaya para otros países, que felizmente por lo menos se está yendo para otros países, para América Central, para Venezuela. Otra es que se descubran drogas sintéticas más sofísticadas. Imposible que no produzcan algo mejor.
Tenemos que lograr por lo menos que haya seguridad. El problema del narcotráfico es muy grave, pero lo más grave es la extorsión. No podemos permitir que el crimen organizado se tome la sociedad, hoy toda la producción de oro está ‘boleteada’, en Buenaventura y Tumaco hasta los que venden chontaduro son extorsionados, el crimen organizado está creciendo en Colombia de una manera impresionante, y cómo puede crecer económicamente un país donde una inversión mínima genere la certeza de que van a ser extorsionados.
Tenemos que lograr por lo menos que haya seguridad. El problema del narcotráfico es muy grave, pero lo más grave es la extorsión. No podemos permitir que el crimen organizado se tome la sociedad, hoy toda la producción de oro está ‘boleteada’, en Buenaventura y Tumaco hasta los que venden chontaduro son extorsionados, el crimen organizado está creciendo en Colombia de una manera impresionante, y cómo puede crecer económicamente un país donde una inversión mínima genere la certeza de que van a ser extorsionados.
Y debemos tener claro que el enemigo no son los campesinos
que siembran coca sino los que están de ahí para arriba, tenemos que
concentrarnos en los que están haciendo el negocio del mercadeo y no en los
campesinos y en la fumigación. Con todo y que en los acuerdos de La Habana se sugiere que se va a lograr que estos campesinos se vuelvan agricultores, lo más económico para Colombia sería
garantizarles a estos campesinos un ingreso, ya para que sean guardabosques o se vengan a la ciudad y se les da un entrenamientos adiciona, lo que ellos quieran
. Hay que dejar esa gran operación militar de fumigación y contra los campesinos y concentrarnos en otras etapas del problema.
Frente al paramilitarismo no hay otra cosa que hacer que combatirlas, y el Ejército tiene que derrotarlos. En oro manejamos como dos mil millones de oro al año y toda la operación está siendo extorsionada. Y debemos generar seguridad en las ciudades porque la extorsión es altísima. No obstante todos los años de la seguridad democrática, hoy la inseguridad sigue siendo el principal obstáculo para el desarrollo económico colombiano.
. Hay que dejar esa gran operación militar de fumigación y contra los campesinos y concentrarnos en otras etapas del problema.
Frente al paramilitarismo no hay otra cosa que hacer que combatirlas, y el Ejército tiene que derrotarlos. En oro manejamos como dos mil millones de oro al año y toda la operación está siendo extorsionada. Y debemos generar seguridad en las ciudades porque la extorsión es altísima. No obstante todos los años de la seguridad democrática, hoy la inseguridad sigue siendo el principal obstáculo para el desarrollo económico colombiano.
Antes de Belisario, Colombia era un país andino. Después de
él, Colombia se abrió a más países. Internacionalmente hablando ¿cuál va a ser
su país o sus países aliados?
La Constitución ordena que le demos prioridad a América
Latina. Nosotros tenemos un monstruo al lado nuestro con el cual tenemos que
integrarnos muchísimo mejor que es Brasil y América Latina es una unidad
maravillosa, somos la tercera lengua más hablada en todo el mundo, pero no nos
hemos dado cuenta que nuestra costa caribe está más cerca de la costa sureste
de Estados Unidos que México y tenemos
una costa caribe moderna, hoy tenemos una industrias modernas y desde que
comenzó el TLC con Estados Unidos han venido cayendo las exportaciones hacia Estados
Unidos y se han venido incrementando las importaciones desde Estados Unidos.
Pero ahí hay una oportunidad enorme porque estamos muy cerca de uno de los
principales mercados del mundo. En México hay miles de empresas que fabrican
televisores, fotocopiadoras, computadoras, y es el momento de aprovechar el
TLC, de aprovechar nuestra cercanía y de aprovechar que hoy tenemos una nueva
costa caribe. Tenemos que empezar a estructurar nuestra entrada al
Pacífico, tenemos que mejorar la carretera a Buenaventura, tenemos que hacer la
carretera Medellín-Quibdó, tenemos que hacer el mejor puerto de Colombia que es
el de Nuquí.
Pero nosotros nunca hemos aprovechado nuestra cercanía con
el este de Estados Unidos, pero nunca hemos hecho el trabajo de traer
inversionistas, crear las zonas industriales, hay que averiguar con ellos qué
es lo que necesitan. Éste es un desafío fundamental.
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