El debate por el TLC no está cerrado (1)

Con mucha bullaranga se celebró en algunos sectores la aprobación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Como si nos estuviéramos ganando la lotería. Tal vez el que solo piensa en el consumo dirá que es una maravilla que lleguen por montones mercancías de ese país.

Es como un viejo chiste a propósito de una posible invasión gringa: "No tendriamos que hacer cola para sacar la visa, seríamos paisanos de Michael Jackson y viajar a Disney World sería como ir de puente a Melgar".

Solo sectores de la economía, de la política, académicos y uno que otro con inquietudes más allá del consuno facilista no lanzan cohetes ni bombas ni tiran la casa por la ventana por la noticia del sí del Congreso de EE.UU. al tratado. Allá el tema les suena mucho porque pueden librarse de todo aquello que no tiene cabida en su mercado y que no pueden dejar crecer porque haría explotar en mil pedazos la economía de la potencia mundial.

Muchos desconocen el impacto que tendrá sobre el sector agropecuario, la industria y el comercio la aparición de segundazos gringos de todos los pelambres. ¿O será que es una competencia mano a mano? Iluso o mentiroso quien asegure que vamos de igual a igual. ¿Qué pasará con las pequeñas y medianas empresas dedicadas a la producción de ropa? ¿O acaso no se han dado cuenta del daño que ha hecho la invasión de baratijas chinas? ¿Bajará el desempleo o más bien subirá la informalidad en las calles de las ciudades colombianas? ¿Y seguirá desocupándose el campo?

Empezaremos a publicar en este blog análisis de especialistas que ponen el dedo en la llaga de los peligros que afronta el país con este tipo de embelecos comerciales.

Hata luego.

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