La entrevista de ADN a Gina Parody

¿Está lista para gobernar a Bogotá?

Sí. Me he preparado toda la vida para este momento. Académicamente, políticamente, gerencialmente, para poder llegar y traer a la ciudad el mejor equipo, que resuelva los problemas que tiene Bogotá sin politiquería. Hoy, además, está la alianza con Antanas Mockus, que nos permite reunir innovación con experiencia.

¿No sería más bien juventud con experiencia?

Me alegra mucho que me traten como joven, pero el tema más importante no es de edad. Aunque pensaría que además es una edad (37 años) prudente para ser alcalde. Pero, lo que importa es la preparación, la experiencia y la honestidad, que son precisamente las tres características que representamos tanto Antanas como yo en esta propuesta.

¿Qué cualidades le permitirían salir airosa en ese reto?

El carácter y el talante. Lo más sobresaliente mío en la política ha sido el carácter, haber sido capaz de tomar las decisiones más valientes que se han tomado en la política en los últimos años, y enumero dos: el día que los paramilitares fueron al Congreso, ¿quién se paró? Gina Parody. ¿Quién les dijo aquí no pueden estar? Gina Parody. Segundo: el momento de salir del uribismo cuando este estaba en lo más alto de su popularidad. ¿Por qué? Porque estaban haciendo una política con la que yo no estaba de acuerdo.

¿Ese alejamiento de Uribe la perjudica?

Me parece que la campaña de Enrique Peñalosa encarna hoy el todo vale, que es exactamente lo contrario de lo que yo represento en la política. Para mí son fundamentales los medios a través de los cuales se llega en la política. Cuando me retiré del uribismo sabía que la consecuencia era perder la curul en el Congreso; no me importó. Sabía que me podía apegar a los principios y tirarme, así fuera al vacío. Me dijeron que era suicidio político, y no fue así.

¿Cuál es el problema más grave de Bogotá?

Bogotá tiene serios problemas de gerencia, seguridad, movilidad y uso de los recursos públicos (transparencia), pero además tiene que dar el salto al siglo XXI. Y eso solo se logra a través de la transformación de la educación o, de otro modo, de la igualdad de oportunidades.

¿Cómo se manifiesta esa desigualdad?

En Bogotá, los niños tienen oportunidades no de acuerdo con su capacidad mental, con su disciplina, con su esfuerzo, sino según el sitio de la ciudad donde nacen. Ese es el gran reto que tenemos, transformar a Bogotá. Seguridad, movilidad y transparencia son problemas graves, pero nada sacamos con mejorar en eso si la movilidad en el cerebro no se da paralelamente.

¿Crecimiento económico a través de igualdad de oportunidades?

Imagínese que tuviéramos una cancha de fútbol, pero con una pendiente de 45 grados. Los niños que están en la parte de arriba y siempre van a meter el gol, mientras que los de abajo, por más que corran, hagan lo que hagan, nunca van a poder. El gran reto es equilibrar esa cancha de fútbol.

¿Eso cómo se hace?

Abriendo las puertas de la educación, de la cultura, del deporte y del emprendimiento en la ciudad, igualando a la mujer. Son políticas que deben tener un fin claro.

Miremos el caso de la educación...

El 40 por ciento de los colegios privados de Bogotá en los niveles superior o muy superior, pero solo el 2 por ciento de los distritales aparece ahí. ¿Quién está llevando los niños a la universidad? El colegio privado, porque en la enseñanza pública la calidad es muy mala.

¿Y en el caso de la mujer, cómo sería?

Lo primero, desarrollo económico: crear políticas para la mujer, formarla, que pueda tener acceso al trabajo, que emprenda su vida laboral con todas las de la ley. Eso le garantiza pertenecer a la salud, tener ahorro para la pensión. Segundo: aplicar la ley de violencia contra la mujer. Vamos a tener un grupo de abogados dedicado a acompañar a la mujer desde que pone la denuncia hasta que termina el proceso y tendremos una línea directa para la mujer, para que la asesoren sicológica y jurídicamente. Tercero: vamos a tener hogares de paso para que la mujer pueda salir del entorno de violencia y esté con sus hijos.

¿Cómo manejará el tema de la cultura ciudadana?
La intención es recuperar el programa de cultura ciudadana que caracterizó la administración de Antanas Mockus y profundizarlo. Debemos crear el ciudadano ambiental, espacios para que los jóvenes se sientan atraídos por la cultura, la recreación y el deporte y no por la organización ilegal. Hay que hacer algo para que TransMilenio no sea una lata de sardinas, sino que la gente se sienta cómoda. Es volver a creer en Bogotá y para eso cada ciudadano debe aportarle lo que necesita la ciudad. ¿Cómo? Con cultura ciudadana respetando las cebras, poniéndose el cinturón de seguridad, sintiéndose atraído por la legalidad. Nos ahorraríamos tanto si cumpliéramos la ley todos los días.

¿Cultura ciudadana contra los conductores ebrios?

Un conductor ebrio en las vías de la ciudad es como si una persona tuviera un arma en la mano y estuviera disparándole a todo el mundo. La zanahoria en qué está: en prevenir, y se previene con cultura ciudadana. El garrote está en que encontramos un conductor ebrio y ojalá podamos ponerlo bajo arresto. El gran reto es recuperarnos como ciudadanos que pertenecemos a una Bogotá. Hemos perdido eso, hemos perdido el orgullo y la pertenencia de la ciudad. Por eso, debemos acudir a la cultura ciudadana, la herramienta que nos hace volver a sentir ese orgullo.

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